Independientemente de los productos que uses, a la mayoría nos enseñaron a lavarnos el pelo de la misma manera: champú (enjuagar, hacer espuma, enjuagar, repetir) y luego acondicionador. Y, a menos que uses co-wash, hacer algo diferente probablemente te parezca un poco extraño.

Pero ahora nos piden que hagamos lo contrario. ¿Suena loco, verdad? Cambiar tu rutina capilar puede llevarte a un cabello más suave y con más cuerpo. Básicamente, el acondicionador refuerza la capa protectora natural del cabello, alisando la cutícula y realzando el brillo, y luego el champú enjuaga el exceso de acondicionador, de modo que el cabello mantiene una textura limpia y elástica. Acondicionar antes del champú es excelente para nutrir el cabello fino sin apelmazarlo. También promueve un secado más duradero y prepara el cabello antes de lavarlo, permitiendo que el champú se distribuya más fácil y uniformemente.

Cambiar la rutina tradicional es especialmente beneficioso si lavas tu cabello a diario, es decir, si lo lavas en exceso, y está demasiado procesado, seco y dañado. Empezar con el acondicionador evita que se eliminen algunos de los aceites naturales esenciales del cabello.

Hay algunas prácticas recomendadas que debes tener en cuenta si vas a comenzar este régimen. Aunque normalmente solo usamos los acondicionadores de las orejas para abajo después del champú, recomendamos saturar todo el cabello de la raíz a las puntas si lo aplicas antes de lavarlo. Lo lavarás después, así tu cabello no quedará pesado ni graso. Si sueles hacer espuma dos veces, frota el acondicionador como si fuera un champú.

Una hidratación extra sin peso nunca viene mal, pero es especialmente genial en verano, cuando nuestro cabello sufre muchísimo. Así que, en lugar de buscar una fórmula milagrosa para saciar tu sed, quizás simplemente deberías cambiar el orden de tu rutina. ¿Acaso las mejores soluciones no son siempre las más sencillas?

ARTÍCULOS RELACIONADOS